Es posible pensar en algunas ocasiones: "que injusta es la vida". Y es entonces cuando tienes que levantar la cabeza, ver el sol que asoma por la ventana, sentir el calor de éste, y observar que la puerta de tu habitación se encuentra cerrada pero que tiene un manillar el cual lo puedes utilizar y abrirla; puedes salir de allí, puedes cambiar, estar mejor. Existe la posibilidad de mejorar, de sentirte mejor, de hacer menos injusta la vida. Puedes elegir qué hacer, existe el riesgo del error, pero si no se intenta quedará la duda de si podría haber sido así o no.
Es mejor intentar andar con el riesgo de tropezar que quedarse en el sitio para no caer.