No intento ser el gran amor de tu vida, ese que te exige, te demanda y luego te olvida. Simplemente intento ser, ese que disfruta cada instante, cada segundo de tu compañía, ese que en aquella noche de verano, bajo un cielo estrellado encontró en un abrazo, en un beso tuyo, la felicidad que creí perdida. No quiero ser tu dueño, tu guía, ese que te dice lo que tienes que hacer y luego te margina.