Un día te levantas y te das cuenta, que la vida que soñaste llevar a cabo no la conseguiste, que tu príncipe azul, en realidad, no es un príncipe, la sangre azul es algo que se pinta pero no que se lleva. El carro de caballos no existe, porque, ni si quiera va a venir a buscarte para llevarte al baile, y que al final de la noche tampoco te va a robar un beso. Que en la vida real, él no es ese príncipe tan deseado.